
¿Qué no es Masonería?
La Masonería no es una religión.

Si bien, la masonería extrae gran parte de sus alegorías de las tradiciones místicas judeocristianas, como una consecuencia natural de su nacimiento como orden iniciática en un entorno religioso y cultural de la Europa del siglo XVIII; la masonería no es una religión, no está en contra de ella, ni pretende sustituir las convicciones éticas de sus miembros; en todo caso promueve el respeto y tolerancia hacia todas las religiones.
Las creencias religiosas y las concepciones de fe no son incompatibles con la calidad de masón, con la condición de que permanezcan en la esfera estrictamente personal y no pretendan imponerse sobre los demás. Por esta razón, cualquier discusión sobre religión está estrictamente prohibida en cualquier espacio masónico sea físico o virtual.
No existe un Dios específico para la masonería. Para un masón, el concepto de Dios es el Dios de su propia fe. Para evitar conflictos de cualquier tipo entre masones, la denominación de un principio primero creador, generador o totalizador, se define bajo el término genérico de: El Gran Arquitecto del Universo.
La Masonería no es una asociación política.

Todo masón, como hombre libre, tiene derecho a sus propias convicciones políticas y puede actuar políticamente como desee. Pero, la masonería como institución, nunca emitirá juicios sobre cuestiones políticas ni propondrá ninguna posición u opinión política o electoral. Las discusiones políticas también están prohibidas en logia, por respeto a las convicciones de todos los miembros.
La Masonería no es una sociedad secreta.

Una organización secreta sería aquella de cuya existencia, no se sabe nada.
Históricamente, las sociedades abiertas y democráticas que garantizan la libertad de las personas a la libre manifestación de las ideas y a la libertad de asociación, no son tan antiguas. Hubo momentos en los cuales, las personas que querían pensar en un mundo diferente sólo podían reunirse en secreto a discutir sus ideas, pero eso, ya no es parte de nuestra realidad social.
La sociedad en general y las autoridades civiles nos conocen y los principios éticos y morales que promueve la masonería están disponibles para todas aquellas personas que deseen conocer más sobre nosotros.
No hay ningún secreto sobre nuestros objetivos. Los secretos masónicos consisten únicamente en los modos tradicionales de reconocimiento, los cuales los utilizamos como un método para distinguir la calidad masónica de aquellas personas que se identifiquen como miembros de la hermandad.
Actualmente como muchas otras instituciones, consideramos nuestros asuntos internos como parte de nuestro derecho a la privacidad. Las reuniones ordinarias en nuestras logias, como sucede con otras organizaciones, son esencialmente privadas y sólo se permite el acceso a nuestros trabajos a masones regulares.
La discreción masónica tiene una dimensión ética y simbólica. El masón estudia y trabaja en el perfeccionamiento de su personalidad, lo cual requiere de cierta moderación
En efecto, los masones valoramos cierto nivel de discreción.
El masón es libre de revelar su afiliación y de hablar abiertamente de masonería. Sin embargo, no está permitido revelar la membresía de otros hermanos, ni utilizar la identidad masónica para promover intereses personales o profesionales.
Por ello decimos que la Masonería no es una sociedad secreta, sino discreta, porque los masones tienen la libertad de hablar abiertamente de masonería, si así lo desean o guardar discreción.